La asociación Aege advierte del alto coste de la electricidad y pide protagonismo del sector en la ley de transición energética.
Las industrias con gran consumo de electricidad temen una «deslocalización silenciosa» provocada por los altos costes de la electricidad y la consecuente pérdida de competitividad. Así lo asegura Teresa Rasero, presidenta de la asociación que representa a estas industrias, Aege, en una entrevista con EXPANSIÓN. Ingeniera industrial, MBA y Pade, Rasero es presidenta de Air Liquide en España y, desde este año, de la asociación que representa los intereses de compañías como Acerinox, Alcoa, ArcelorMittal, Sidenor, Ferroatlántica o Tubos Reunidos.
La desindustrialización a la que alude Rasero no consiste tanto en un cierre abrupto de instalaciones como en la pérdida de oportunidades de inversión. «Lo que nos preocupa en Aege es lo que llamamos la deslocalización silenciosa. Si no tenemos un marco estable y un precio competitivo de la electricidad, puede ocurrir que aquellas inversiones que permitirían a estas industrias ser todavía más eficientes y competitivas no lleguen a realizarse», asegura.
Armonizar los costes
Para la presidenta de Aege, la competitividad de las industrias electrointensivas «se ve lastrada por la falta de armonización de los costes eléctricos frente al de los competidores». Según cálculos de Aege, «los precios de la industria son este año hasta un 30% superiores a los de Alemania, lo que obliga a un esfuerzo continuo en el resto de frentes».
La asociación representa los intereses de 27 compañías industriales con más de 20.000 millones de euros de facturación y unos 186.000 empleos entre directos en indirectos. Estas instalaciones consumen más del 11% de la electricidad total en España.
Rasero considera que existen «herramientas» para dotar a las industrias de un suministro eléctrico «competitivo, estable y predecible». La primera, indica, consiste en «reconocer la figura del industrial electrointensivo, como se hace en otros países». «Se trata de dar un tratamiento singular a los consumidores extremadamente sensibles al coste eléctrico. En Francia y Alemania, disfrutan de contratos bilaterales a precios competitivos, menores costes regulados y determinadas exenciones», indica.
Hasta ahora, los incentivos a estas industrias se han centrado en el mecanismo de interrumpibilidad, por el que se les retribuye a cambio de modular su consumo cuando lo requiera el sistema eléctrico. Con la reforma energética de 2013, se puso en marcha un mecanismo de subastas en el que las empresas compiten por dar este servicio. El nuevo sistema «puede ser mejorable, pero ha sometido a la industria a competencia y, por tanto, ha sido eficaz en la consecución de objetivos». La interrumpibilidad es «necesaria por seguridad de suministro» y «facilita la integración de renovables», señala.
Nueva ley
Rasero también pide que se tenga en cuenta «la voz de la industria electrointensiva» en la nueva ley de transición energética. «Pedimos al Gobierno que su apuesta por la industria sea firme y continuada», afirma.
La presidenta de Aege reclama al grupo de sabios que redacta el informe sobre la ley que aparque «cualquier tema ideológico» y no olvide la importancia de la energía para la competitividad del país. En el grupo «hay personas con mucha capacitación, pero es necesario que también haya un buen conocimiento de la industria», indica, antes de citar al ex consejero delegado de Gamesa y actual vicepresidente ejecutivo de Tubos Reunidos, Guillermo Ulacia, como el miembro del comité de expertos con mayor conocimiento de la industria.
Rasero también defiende un pacto de Estado sobre energía para «tomar altura» y promover una transición energética hacia una economía baja en carbono que no encarezca la electricidad. Sobre el cierre de centrales, reclama «visión» para no generar riesgos al sistema.
Fuente: www.expansion.com
Reportaje realizado por: IÑAKI DE LAS HERASMADRID
Fecha publicación: 25 Agosto 2017